Ni siquiera era de noche. Edgar simplemente estaba cansado, ya escaseaba la luz, pero él quería seguir leyendo hasta que llegara la hora de salir, si finalmente decidía salir. En el sueño, Simbad discutía con una mujer. Como lucía que se alteraba demasiado, Edgar se acercó y dio los buenos días. La mujer se asustó al oír la voz del poeta y giró para verlo. Era Sherezade. La belleza de su rostro rodeado del velo lo despertó.
viernes, 11 de noviembre de 2022
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